27
septiembre
2022


Comparte en las redes

Barcelona pondrá a disposición de las personas mayores un total de 1.908 viviendas protegidas hasta enero de 2024. Esto supone un incremento del 33% respecto a las 1.433 viviendas actuales. Este incremento se materializará cuando entren en servicio las 475 nuevas viviendas que se encuentran en distintas fases de construcción.

Las nuevas que aún están en construcción y las que ya están en funcionamiento son de alquiler protegido, dirigidas a personas mayores de 65 años en situación de vulnerabilidad y con dificultades de acceso a la vivienda.

REQUISITOS DE LAS VIVIENDAS PROTEGIDAS

El precio medio mensual de cada piso es de 444 euros y uno de los requisitos de acceso es que los ingresos anuales sean iguales o inferiores a 2,5 veces el indicador público de renta de efectos múltiples (IPREM). Además, el Instituto Municipal de Servicios Sociales (IMSS) subvenciona el 62% del coste de todas las promociones.

El perfil de las personas que suelen beneficiarse de esta promoción se sitúa en torno a una edad media de 81,2 años, el 72% son mujeres y el 81% de ellas viven solas.

EQUIPAMIENTO EN LAS VIVIENDAS

Los usuarios suelen ser personas mayores, como hemos comentado anteriormente, y por ello las viviendas están equipadas para proporcionarles una vida cómoda y funcional. Los pisos están totalmente adaptados y son de fácil acceso.

Los beneficiarios cuentan con servicios que les ayudan a mantener su autonomía personal, así como a mejorar sus condiciones de vida y retrasar en lo posible su ingreso residencial. Los alojamientos cuentan con los siguientes servicios:

  • Teleasistencia
  • Aseos equipados para facilitar el acceso y evitar caídas
  • Enchufes a alturas adecuadas
  • Salas polivalentes para actividades comunitarias
  • Servicio de conserjería
  • Profesionales de la geriatría y la limpieza
  • Servicio de alarma interna

Comparte en las redes

Noticias relacionadas

Barcelona liderarà amb l’ICFO un projecte europeu de 380 milions per crear xips fotònics

Noticias

Barcelona liderará con el ICFO un proyecto europeo de 380 millones para crear chips fotónicos